¿Cómo corregir un hábito o una maloclusión?
Por ejemplo, si tienes un mal hábito que altera el desarrollo normal de tus dientes o maxilares, el dentista diseña un corrector de hábito que evitará que te muerdas el labio o que un niño se chupe el dedo.

El dentista también puede hacer un aparato (que no se lleva durante las comidas) que hace encajar bien los dientes en el momento de cerrar la boca y mantiene el maxilar la mandíbula en una posición idónea.
A pesar de la gran variedad de problemas que los aparatos funcionales pueden llegar a solucionar, algunas maloclusiones sólo se pueden resolver mediante cirugía. En la mayoría de casos, entre la ortodoncia y la cirugía los resultados son muy buenos.

¿Cómo ensanchar un maxilar superior?
El dentista puede usar un aparato de expansión para ensanchar el paladar. Actúa separando progresivamente las muelas superiores. Al mismo tiempo que se van separando, se va formando nuevo hueso entre ellas de manera que se ensancha el paladar.
Este proceso suele durar entre 1 y 2 meses y la nueva posición lograda debe estabilizarse durante otros 3 a 5 meses.

El aparato de expansión se coloca en el paladar igual que cualquier otro retenedor y se fija a las muelas superiores. Mediante un tornillo se pueden ir separando progresivamente ambos lados del maxilar superior.
Este tratamiento presenta los mejores resultados en los niños y niñas de 7 a 15 años de edad, porque están en pleno crecimiento.
Problemas dentales

Algunas personas tienen algún diente más pequeo que los demás del resto de su boca. Los dientes que más a menudo presentan este tamaño anormal son los de al lado de los incisivos centrales, llamados incisivos laterales. El dentista puede solucionar estéticamente el caso mediante unas fundas o recubrimientos de los dientes pequeños (llamadas coronas o reconstrucciones) de forma que la apariencia sea normal. Mediante estos procedimientos no sólo se corrige la estética sino que además se evita el desplazamiento de los dientes vecinos.
¿Cómo funcionan los aparatos de ortondocia?

Los alambres y los elásticos de los aparatos de ortodoncia funcionan como si fuesen unos muelles: si tiramos de ellos y después los soltamos, tienden a volver a su posición inicial. El dentista aprovecha estas fuerzas para mover los dientes y las muelas. Los alambres y los elásticos se tensan y, a medida que vuelven a su posición inicial, aplican una firme presión sobre el diente, que se desplazará.

Aparatos extraorales

Hay otros aparatos que también se llevan por fuera de la boca como la máscar facial y la mentonera.
Si el maxilar superior no crece tan rápidamente como la mandíbula, una máscara facial (mostrada en el dibujo) ejerce una suave presión sobre la frente y la barbilla y logra equilibrar el crecimiento de ambos maxilares.
Si la mandíbula es demasiado larga, el dentista puede hacerte llevar una mentonera para frenar su crecimiento. La mentonera se adapta a tu barbilla como la mentonera de un casco de fútbol americano. Su función es tirar de la barbilla suavemente hacia atrás y arriba para frenar su crecimiento.
Es muy importante que sigas las instrucciones del dentista. Recuerda que el aparato es tanto más eficaz cuanto más tiempo lo lleves.
¿Cómo cuidar los aparatos de ortodoncia?
Si llevas un aparato removible (de quita y pon) asegúrate de guardarlo en su caja cuando no lo lleves puesto. Si al quitártelo lo envuelves en un pañuelo o una servilleta de papel es muy fácil que alguien se confunda y lo tire a la papelera.[/vc_column_text][/vc_tta_section]
Cepillarse y usar seda dental: si miras atentamente tu ortodoncia observarás un pequeño resalte entre las partes metálicas y la superficie del diente. Este rincón puede parecer muy poca cosa, pero para las bacterias productoras de caries es mayor que el Gran Cañon del Colorado. Esta es la zona más difícil de limpiar.

Tu dentista se encargará de explicarte la forma de cepillarte los dientes y de usar la seda dental, pero ya te adelantamos algunos consejos:
– Adopta una sistemática para cepillarte los dientes de forma que no se te olvide ninguna superficie. Por ejemplo, empieza siempre por las muelas superiores izquierdas y continúa cepillándote el resto de la boca hasta terminar en las muelas inferiores derechas. Sea cual sea el orden, aplica siempre el mismo sistema y asegúrate de no olvidarte las muelas posteriores.
– Comprueba en el espejo que no han quedado restos de comida atrapados entre los alambres o los brackets.
Con la ortodoncia, limpiarte los dientes y muelas te será algo más difícil que antes, pero con un poco de práctica, cuidarte los dientes se convertirá en algo normal.
Cómo cuidar los aparatos de ortodoncia
Hacer espacio para la ortodoncia
Los espaciadores pueden dar molestias los primeros días, mientras tus dientes se acostumbran a su presencia. Si lo necesitas, tus padres te pueden dar un calmante suave.
Los distintos elementos de tu ortodoncia
En algunos casos, los brackets no se cementan directamente sobre los dientes sino sobre unas bandas metálicas fijadas alrededor del mismo a modo de cinturón. Lo más probable es que te pongan bandas en los primeros molares.

Una vez colocados todos los dispositivos, el dentista puede añadir unos elásticos o bien otros alambres adicionales para ejercer fuerza sobre alguna pieza concreta. En caso de que lleves elásticas, deberás aprender a ponerlos y quitarlos tú mismo. Tu dentista se encargará de enseñártelo y también te dará unos cuanto más de repuesto.


Planificación del tratamiento
También es importante que le preguntes al dentista cuánto durará el tratamiento. No olvides que sólo te puede dar un tiempo aproximado de duración. Hay algunos factores que pueden alargar el tratamiento, pero también hay otros factores que lo pueden acortar, como por ejemplo, la cooperación del paciente en el buen cepillado de los dientes, una alimentación sana, evitar ciertos alimentos, y seguir atentamente las instrucciones que te da tu dentista.
Estudio detallado de la boca
Con estos modelos (mostrados abajo) el dentista podrá comprobar, en cualquier momento del tratamiento, los progresos que se van realizando. También las fotografías de los dientes y de la cara, de frente y de perfil, permiten al dentista planificar el tratamiento y comprobar la evolución del mismo.
¿Qué tipo de ortodoncia necesitaré?
Si tu maloclusión está provocada por problemas en la posición de los dientes o muelas, se usará un tipo de ortodoncia que los alinee.
¿Qué podemos esperar del tratamiento ortodóncico?
Para ello analizará tu boca desde diferentes aspectos. Esto suele requerir fotografías de los dientes y de la cabeza, radiografías de los dientes y de la cabeza y hacer unos modelos de tu boca. Todas estas exploraciones son totalmente indoloras.
¿Cuál es el momento adecuado para la corrección?
La edad a la que debe hacerse la primera revisión de Ortodoncia es entre los 6 y 7 años, que es cuando salen los primeros dientes permanentes. Otro momento apropiado para hacer una revisión ortodóncia es entre los 10 y los 12 años, justo antes de que acaben de erupcionar la totalidad de dientes de crecimiento dental llegan a visitarse hacia los 2 ó 3 años de edad.
En algunos casos los pacientes pueden llevar ortodoncia de los 8 alos 10 años y ser suficiente para no necesitar más tratamiento. En otros casos, el dentista puede hacer la ortodoncia en edades más precoces y así recortar y simplificar el tratamiento (tratamiento interceptivo)
¿Qué es la Ortodoncia?
Independientemente de quién te vaya a realizar el tratamiento, el primer paso suele ser una consulta a tu dentista habitual o bien directamente a un «ortodoncista exclusivo» de referencia.
¿Por qué tengo los dientes apiñados?
– Erupción desordenada de los dientes: en la mayoría de las personas los dientes siguen un determinado patrón de crecimiento. A veces los dientes no erupcionan en el orden adecuado. Los dientes permanentes que erupcionan prematuramente pueden llegar a ocupar un espacio que luego otros dientes pueden necesitar. Asimismo, los dientes permanentes que erupcionen demasiado tarde pueden encontrarse si espacio libre.
– Falta de espacio disponible en los maxilares: si el espacio que queda para los dientes definitvos, después del crecimiento maxilar y entre los dientes de leche, es demasiado pequeño, algunos dientes pueden quedar bloqueados en su salida. El dibujo 7 muestra la forma en que erupcionan los dientes permanentes, dejando algunos espacis para los dientes que aún quedan por salir. Si este espacio es insuficiente, los dientes por salir forzarán el camino aún a expensas de girar sobre sí mismos, inclinarse o aparecer en posiciones raras. Por otro lado, en ocasiones el espacio remanente es mayor de lo necesario y los dientes quedan separados.
– Pacientes con dientes de más: si tienes dientes de más, éstos ocupan un espacio que hace que el resto de deintes y muelas se apiñen.
– Muelas mal situadas: las muelas tienen picos (cúspides) y valles (fosas) entre los picos. Las cúspides de una muela inferior tienen que encajar en las fosas de una muela superior. Si las cúspides y fosas de los primeros molares no llegan a encajar, tampoco lo harán las piezas que erupcionen después, de una forma parecida a una cremallera rota. A veces una muela puede estar tan desplazada que lleguen a contactar sus cúspides con las fosas de una muela que no es la correspondiente.
– La falta de algunos dientes o muelas: hay casos en los que algunos dientes simplemente no existen, no se desarrollan. Cuando esto ocurre, el espacio sobrante puede ser ocupado por otros dientes, que se desplazarán de su posición habitual.
– El tamaño de los dientes y muelas es mayor o menor de lo necesario: los dientes y muelas definitivos pueden ser mayores o menores que el espacio disponible en los maxilares. Tú puedes haber heredado, de tu madre, una mandíbula pequeña y, de tu padre, unos dientes grandes. El resultado será que los dientes no cabrán en tu mandíbula. Así, si las muelas no tienen el tamaño adecuado, sus cúspides no llegarán a encajar correctamente en las fosas de las muelas contrarias (antagonistas). Los dientes y muelas del niño de esta ilustracón son demasiado pequeños para su maxilares.
– Malos hábitos: chuparse el dedo puede desplazar los dientes superiores hacia adelante y los dientes inferiores hacia atrás, como en el niño del dibujo. En el dibujo pequeño se muestra el desplazamiento hacia delante de los dientes superiores e inferiores que se puede originar respirando por la boca o empujando los dientes con la lengua (hábito lingual). En estos dos últimos casos, el resultado puede ser una mordida abierta.
– Pérdida accidental de un diente o muela. Los traumatismos en la cara pueden alterar el crecimiento mandibular y provocar malposición de los dientes. Las roturas y las pérdidas accidentales de dientes o muelas también pueden afectar al crecimiento y desarrollo de los maxilares y a la colocación de los dientes restantes.
¿Qué es una maloclusión?

Si los dientes superiores cubren excesivamente a los inferiores nos encontraos ante una sobremordida.
Una mordida cruzada se da cuando el tamaño del maxilar superior y el inferior no se corresponden, de manera que algunos dientes o muelas inferiores solapan a los superiores cuando se cierra la boca.

¿Qué hay de malo en tener una maloclusión?
Si tus dientes y muelas no encajan de esta forma, tienes una maloclusión.

Una maloclusión no afecta sólo al aspecto de tu boca. También puede dificultar los movimientos de la boca al hablar, al tragar, al masticar y puede ser la causa de un desgaste innecesario de tus dientes y muelas.
La malposición dentaria también dificulta la higiene dental y, por tanto, puede ser causa de caries, enfermedades de las encías y mal aliento.
¿Qué tipo de maloclusión tengo yo?
¡Cuidado! No hay dos casos de maloclusión exactamente iguales. Es posible que tu caso concreto no encaje en ninguno de estos tres grupos.
Clase I: El maxilar y la mandíbula están en una posición correcta pero los dientes están apiñados.
¿Cómo evoluciona la oclusión?
Los dientes y los molares definitivos (en azul en el dibujo) son los primeros en erupcionar. El espacio que queda inicialmente entre estos dientes sirve para que quepan mejor los dientes definitivo que erupcionarán más tarde. Una maloclusión puede empezar cuando estos primeros dientes no se situán exactamente en su lugar.
Desde el momento en que los dientes permanentes (definitivos) empiezan a desarrollarse hasta el momento en que se substituyen a los dientes de leche, actúan fuerzas muy diversas que conformarán la oclusión. Entre estas fuerzas están las de los maxilares en crecimiento y las de los distintos músculos que empleamos para llorar, chupar, tragar, respirar y hablar.

¿Cómo son los dientes?

Para entender por qué tenemos una maloclusión será bueno empezar por saber algo sobre nuestros dientes y su desarrollo.
Los dientes y muelas están firmemente fijados al hueso de la mandíbula (maxilar inferior) o el maxilar superior. La parte del diente oculta por la encía es la raíz y se une al hueso mediante unas fibras (hilos) que constituyen un ligamento. La parte visible del diente recibe el nombre de corona.
¿Cómo evoluciona la oclusión?
Los huesos de la cara sufren grandes transformaciones a lo largo del período de crecimiento. A pesar de que sentimos que los dientes son y parecen de hueso, no se comportan de la misma manera que el hueso. Los huesos van creciendo durante todo el tiempo que dura el crecimiento del cuerpo, pero los dientes y muelas tiene ya su tamaño definitivo antes incluso de que erupcionen o asomen en el interior de la boca.
Los dientes y los molares definitivos (en azul en el dibujo) son los primeros en erupcionar. El espacio que queda inicialmente entre estos dientes sirve para que quepan mejor los dientes definitivo que erupcionarán más tarde. Una maloclusión puede empezar cuando estos primeros dientes no se situán exactamente en su lugar.
Desde el momento en que los dientes permanentes (definitivos) empiezan a desarrollarse hasta el momento en que se substituyen a los dientes de leche, actúan fuerzas muy diversas que conformarán la oclusión. Entre estas fuerzas están las de los maxilares en crecimiento y las de los distintos músculos que empleamos para llorar, chupar, tragar, respirar y hablar.
